En Clínica Podosalud somos especialistas en cirugía podológica en general y en cirugía mínima invasiva (MIS) en particular.
La aparición de nuevas técnicas quirúrgicas, junto con un mejor entendimiento del funcionamiento del pie, han dado lugar a una mejora sustancial en los resultados obtenidos. Estas nuevas técnicas producen menos dolor, son menos invasivas y causan un menor daño a los tejidos, permitiendo una pronta incorporación a las actividades diaria.
Los procedimientos quirúrgicos se realizan con anestesia local y en régimen ambulatorio (no precisan hospitalización) por lo que el paciente se va caminando a su casa.
La ventaja de la cirugía mínimamente invasiva frente a la cirugía tradicional es la posibilidad de acceder a diferentes tejidos y huesos a través de incisiones que no superan los 5mm, respetando de esta manera canales anatómicos bien delimitados y pudiendo además, mediante el uso de un sistema de fluoroscopía (radiología computerizada), hacer un seguimiento del acto quirúrgico en tiempo real.
Estas son algunas de las patologías más frecuentes:
En casos leves el tratamiento conservador con retirada de la espícula es suficiente, pero en casos crónicos con infecciones reiteradas la solución siempre debe ser quirúrgica.
La cirugía es indolora, permite incorporarse al día siguiente al trabajo y con excelentes resultados estéticos y funcionales.
Cuando el dolor no es muy intenso, el tratamiento conservador es la mejor opción. El cambio de calzado, más ancho y cómodo, con tacón bajo, resulta eficaz. Medicación y cremas antiinflamatorias ayudan a eliminar el dolor. Cuando el tratamiento conservador no resulta y el calzarse empieza a ser problemático, el tratamiento quirúrgico es la mejor opción. Cuanto más tiempo se deje el juanete sin operar, mayor es la artritis y más complicada resulta la cirugía. Los juanetes también afectan a los dedos pequeños, sobre todo al dedo adyacente al gordo, que por la desviación de éste, se va torciendo, y da lugar a un dedo martillo que frecuentemente se complica con un callo doloroso.
El tratamiento conservador incluye la utilización de ortesis de silicona para proteger el dedo del roce por el calzado e intentar alinearlo en la medida de lo posible. Cuando el tratamiento conservador fracasa la terapia es quirúrgica. Las técnicas de cirugía de Mínima Incisión solucionan estas deformidades con gran éxito y en un corto espacio de tiempo. Mediante dos incisiones de 1-2mm bajo el dedo afectado se realizan los procedimientos necesarios a nivel óseo y en tejidos blandos para realinearlo.
El postoperatorio es muy cómodo: un sencillo vendaje que se puede mojar manteniendo el dedo en la posición adecuada durante cuatro semanas aproximadamente.
El paciente regresa a su domicilio al finalizar la intervención y acudirá a revisiones semanales hasta el alta definitiva.
Puede definirse como un dolor en la zona plantar y anterior del pie, producido con un exceso de apoyo de las cabezas metatarsales y que generalmente va acompañado de hiperqueratosis (durezas y callosidades).
La metatarsalgia se puede dar de forma aislada o de combinada con otro tipo de patologías como juanete y dedos en garra.
En fases leves el tratamiento quiropodológico (retirada de durezas) acompañado de un tratamiento con soportes plantares puede ser suficiente. En fases avanzadas con dolores constantes, dificultad para calzarse y realizar una marcha normal la opción más adecuada es la quirúrgica.
El tratamiento quirúrgico puede realizarse con cirugía abierta o cirugía de Mínima Incisión. Con la cirugía abierta se realiza una incisión en el dorso del pie de unos centímetros con el fin de localizar el nervio y liberarlo. A través, de cirugía de Mínima Incisión se realiza un procedimiento sobre los huesos vecinos con el fin de alterar su anatomía y evitar la compresión que ejercen sobre el nervio.
La elección de una u otra técnica variará en función de la gravedad del cuadro y del paciente. Saber más del Neuroma de Morton.
El tratamiento conservador con mejor resultado es la infiltración corticoanestésica local que reduce la inflamación de la zona apoyada en un tratamiento ortopédico con plantillas para reequilibrar el retropié y relajar la fascia.
Cuando el tratamiento conservador fracasa el tratamiento quirúrgico es de elección y más hoy en día con las nuevas técnicas de Mínima Incisión. Por medio de una incisión de 3mm en el talón podemos acceder a la calcificación ósea y actuar sobre ella y sobre la fascia, permitiendo la deambulación inmediata.