
Muchas personas se fijan en la pisada de sus hijos/a y deciden utilizar calzado correctivo como prevención pero ¿realmente lo necesitan? ¿Puede llegar a ser perjudicial?
Es importante buscar asesoramiento profesional si se sospecha que los niños pisan mal, que sus tobillos se desvían hacia dentro o que sus pies son demasiado planos. En nuestra clínica somos especialistas en plantillas ortopédicas a medida en Madrid, un elemento que suele confundirse a menudo con el tipo de calzado del que te hablamos hoy, pero que no tiene nada que ver. Te lo explicamos.
¿Qué es el calzado correctivo y qué niños deben usarlo?
Es un tipo de calzado que influye o modifica la forma en la que el pie del niño/a pisa o se apoya. Estos zapatos suelen incluir suelas rígidas, cuñas internas, refuerzos laterales, etc. Su objetivo es intervenir en la alineación del pie o el tobillo, pero no debemos confundirlo con las plantillas personalizadas.
No todos los niños necesitan este tipo de calzado. De hecho, lo más habitual es no utilizarlo. Es normal que, durante los primeros años de vida, los pies de los niños sean planos y sus tobillos parecen girados hacia adentro. Esta apariencia es parte natural de su desarrollo, pues los ligamentos todavía son laxos y la musculatura no ha madurado por completo.
Entonces, ¿no existen los problemas del pie en los niños? Sí, sí existen, y la única forma de determinar si hay un desarrollo normal o alterado es acudiendo a un profesional que realice la valoración adecuada.
Esto es lo que provoca el mal uso del calzado correctivo
Recurrir a este calzado sin haber consultado antes a un podólogo puede traer consecuencias graves para el niño/a:
- Molestias o cambios en la marcha: corregir algo que no necesita corrección puede generar otros desequilibrios al hacer que el niño camine de manera totalmente forzada.
- Dependencia del calzado: muchos pequeños se acostumbran a caminar con este tipo de zapatos y rechazan otro tipo de calzado más flexible, perjudicando también su desarrollo normal.
- Limitación del desarrollo natural: un calzado demasiado rígido impide que los músculos del pie hagan su función de manera adecuada, ralentizando su maduración.
¿Es útil en algún caso?
Si, por supuesto, pero en situaciones muy concretas:
- Tras lesiones o intervenciones quirúrgicas.
- Cuando existen problemas neurológicos que afectan al control del movimiento o al tono muscular.
- Cuando hay asimetrías en la marcha que afectan al equilibrio.
- En casos de pie valgo severo.
Entonces, ¿cuál es el tipo de calzado adecuado para un niño/a sano/a?
Siempre que se haya descartado cualquier problema, lo ideal para los niños/as es un calzado:
- Flexible y ligero, que permita que el pie se mueva libremente.
- Con la puntera ancha para no comprimir los dedos.
- Con suela antideslizante y no demasiado gruesa.
- Con contrafuerte firme en el talón, pero sin excesiva rigidez.
Lo más sano es que el niño, siempre que esté en casa, camine descalzo para contribuir al desarrollo muscular y sensorial del pie.
Piensa que el calzado no es algo que corrija por sí solo ningún problema. No es una solución preventiva si no existe valoración profesional que la apoye.
Si tienes dudas sobre el calzado correctivo o sobre la pisada de tus hijos/as, pide cita con nosotros para valorarlo. Un diagnóstico a tiempo evita tratamientos innecesarios y favorece un crecimiento saludable.