calzado de verano

Aún no han empezado las rebajas estivales pero puede que ya le estés dando vueltas a la idea de renovar parte de tu calzado de verano. Sigue leyendo si quieres saber qué errores no deberías cometer a la hora de hacer tus compras. 

El verano es una temporada delicada para los pies. Durante el resto del año han estado protegidos por zapatos cerrados pero ahora quedan al descubierto, expuestos a las condiciones ambientales. Los problemas más comunes en los pies durante el verano son los hongos, las ampollas, las rozaduras y la sudoración. Además, la piel estará más seca por el sol.

No podemos elegir cualquier tipo de zapato ya que muchos de estos problemas se pueden evitar haciendo una elección acertada. Lo más importante es que sean cómodos, transpirables y que ofrezcan una buena sujeción sin llegar a apretar. Lógicamente, el tipo de calzado dependerá de la actividad que vayamos a realizar. Aunque puedan parecer cómodas, evitar abusar de las chanclas, un tipo de calzado de los más conflictivos. 

Errores al elegir calzado de verano

Gran parte de los problemas en los pies que podemos padecer  tienen que ver con el uso de un calzado incorrecto. Por ejemplo, los zapatos muy apretados pueden provocar juanetes o ampollas. Por otro lado, si la sujeción es insuficiente generarán tensión en los músculos. Vamos ya con con los consejos a modo de resumen: 

  1. Evita los zapatos con suelas muy finas

Esto provoca problemas en las articulaciones y la aparición de juanetes, irritaciones o uñas encarnadas. 

  1. No uses zapatos apretados en la parte delantera

Los que terminan en punta tienen poco espacio para los dedos. Como resultado, aprietan y provocan dolor.

  1. Elige el tipo de puente correcto

Su cometido es ayudar a mantener el equilibrio al andar o estar parados, dar soporte y distribuir el peso del cuerpo. Debe coincidir con la posición del arco del pie para que el peso esté bien distribuido. Es clave que no haya mucha presión en los talones ni en los dedos para que, entre otras cosas, no se vea comprometida la circulación sanguínea.

  1. Utiliza calzado de tu talla

Los zapatos no deben quedar muy apretados ni muy holgados. Es clave escoger la talla correcta tanto de ancho como de largo. Si usas una talla de más el pie se deslizará, apareciendo ampollas, tropezones y caídas. Además, si el calzado te queda grande forzarás tus dedos para sostenerlo y, en consecuencia, tensarás los músculos de los pies. 

  1. No uses zapatos con suela muy delgada

Aunque sean muy populares en verano, olvídate de abusar de las bailarinas y merceditas, del calzado totalmente plano. Si usas este tipo de calzado durante todo el día terminarás con dolor en los talones y puedes acabar con otros problemas como la fascitis plantar. La suela ha de ser firme y flexible.